Thursday, April 27, 2006

Tacatacatacataca

Esa aberración de título es el ruido que hacen los distintos medios de transporte que utilizo. Alguna vez ya he hablado de ellos pero es que no me canso de hacérlo. ¡Son tan versátiles, tan incómodos!

Ayer miércoles:

Volví en autobús a casa. El autobús a Burgos es una de esas experiencias casi religiosas que cada ser vivo debería experimentar al menos una vez en la vida. Hasta mi parada hay una hora y veinte teórica, o sea, casi dos. Ayer tuvimos la mala fortuna de que no separaron el servicio en autobús directo a los pueblos más importantes y otro que hiciera todo el recorrido. Evidentemente yo tengo que coger el de recorrido completo por aquello de vivir en el ignoto rincón sin romanización radioeléctrica. No obstante ese viaje no es tan malo si hay separación de servicios porque en mi autobús sólo vamos unos veinte. Pero claro, cuando se junta todo pasa lo que pasa. De momento en Blbao ya nos subimos como cuarenta personas, de las cuales unas treinta y seis tenían más de sesenta y cinco años. El don de esta gente, y sin pretender ridiculizar a nadie ni faltar al respeto, es sólo que las cosas son así, es que se suben al autobús pensando que hay policías secretos que les van a arrojar en marcha si no se sientan en el asiento que marca su billete. Bueno, el caso es que si ellos se marean y quieren sentarse en el primer asiento tú te tienes que mover porque debes ser comprensivo, pero si tú te mareas te aguantas y te vas al final porque ellos tienen su número.
En fin, gracias a Dios yo no me mareo.
Empezó a subir la gente. Después de los clásicos episodios de gran educación con frases como "Quítate de ahí que ese sitio es mío", la cosa parece que arranca. En un alarde divino de buena suerte soy uno de los pocos afortunados que no llevan a nadie al lado. Me pongo ancho, me encasqueto los auriculares para dejar bien claro que no quiero hablar con nadie, ni conocer la opinión de ninguna persona sobre el tiempo que hace, ni nada. Y por si fuera poco saco de la mochila el Financial Times, para leer un poco en inglés que nunca viene mal si tienes un examen BEC, y para acojonar al personal y que se piensen que soy extranjero y así disuadirles definitivamente de sus tentaciones de hablarme. J. el antisocial. Pues eso.
Bueno, cuando estaba yo solazándome en mi buena fortuna, el autobús en marcha y a punto de salir de la estación aparece mi destino. Y mi destino era una mujer de edad indefinible pero elevada en cualquier caso, avanzando como corriendo pero sin hacerlo, como en Matrix, a cámara lenta, por la acera de la estación y agitando violentamente su billete para que el conductor se diera cuenta de que sí, efectivamente ella también iba en ese autobús.
Le para.
Le abre.
Se sube.
Busca asiento.
Le importa un pepino que haya un asiento libre más cerca de la puerta.
Avanza asestando golpes con sus seiscientos millones de kilos de bolsas a todos los pasajeros.
Se sienta.
Conmigo.
Me atizó con la esquina de una bolsa de papel que debería llevar un revestimiento de plomo, me dio cuatro rodillazos, series de tres codazos a intervalos de cinco minutos, y de vez en cuando ojeó mi periódico en inglés apra ponerse al día de porqué Japón va a cambiar su política de tasas a inversiones de empresas extranjeras.
Y se bajaba en una parada posterior a la mía, con lo que tuvimos que hacer el número de
"¿Me deja bajar?"
"A ver si no me caigo", "Uy me voy a matar", "Uy qué difícil está esto"

En fin, entrañables donde los haya. Alguna vez me ha tocado alguna persona mayor que te habla, y te cuenta anécdotas y hasta te explica dónde te tienes que bajar y me lo he pasado bomba, pero es que lo de las bolsas lo llevo muy mal.

Hoy en el vagón del tren había una mariposa. Sospecho que esa mariposa llevaba allí desde que construyeron el vagón y nunca ha podido escapar, no sé. La señora que se ha sentado conmigo iba masticando chicle. O más bien taldrándolo. Se le ha debido quedar pegado en el paladar y la buena mujer iba haciendo el ruido ese tan clásico de chasqueo con la lengua, ts ts ts ts. Y el chicle, acojonado perdido, se ha aferrado más a su boca para no soltarse por nada.
Música hasta la estación.

Y después de esta serie de esperpénticas anécdotas decidme: POR QUÉ COÑO NO ME CONTÁIS QUÉ PASA EN VUESTRO VIAJES????????? Si ya sé que me léeis, inocentes. No escapáis a mi poder de presentimiento.

Tuesday, April 04, 2006

Audición

¡Yo os conmino! A todos y todas, hombres y mujeres, niños y niñas, a que asistáis sin falta a la ignominiosa audición de alumnos que tendrá lugar en la Escuela de Ingeniería de Bilbao el martes de la semana que viene. Allí podréis vernos cabalgar a lomos del más puro arte y...
Vale, que no, que somos lo que somos, cuatro piraos que tocamos la guitarra y nos hace ilusión salir delante de la gente que conocemos a pasarlo bien con un par de canciones. Yo creo que lo más importante de esto es que lo organizamos entre todos, que participamos y que lo pasamos bien. Si además vais a vernos mucho mejor porque la verdad es que si estamos solos es un poco triste, a animarse tocan.

Monday, April 03, 2006

Que lo quite el que lo ha puesto

A mí hay cosas que ya no me pillan de susto. Desde luego el hecho de que en el pueblo de al lado nieve y la gente no quite la nieve de las calles es una cosa que se podía esperar más o menos. Al fin y al cabo vive gente mayor que supongo que no tendrá ninguna gana de andar trabajando si puede esperar un par de días en casa a que la cosa mejore.
Pero de ahí a decir que lo tiene que quitar el que lo ha puesto pues va un salto no?
Bueno pues eso. Que yo sigo asombrándome agradablemente, com empatía, como en Blade Runner, el otro día, que me entero de que tenemos que ir a censar a los perros, y las gallinas el que las tenga. Digo yo si habrá que saber el nombre de cada gallina, o llevar una foto, o incluso bautizarlas antes de registrarlas. Y si te comes una ¿hay que darla de baja?
Me gustarían opiniones ya que nadie de los que me leen se prodiga con el teclado. ¡Venga! Que las manos sirven para más que para lo que las usáis habitualmente.