Sunday, November 26, 2006

Under construction

Me he despertado a las cinco de la mañana, estoy yo solo en el local de Ingeniería sin Fronteras escuchando a Vivaldi y pensando en que, según mi última clase de doctorado, todos somos potenciales aspirantes al Nobel. Personalmente no sé muy bien qué pensar de eso de "me voy a poner un rato a investigar". No creo que sea una venada de domingo por la tarde, es algo que implica más compromiso que eso, ¿no?
En fin, igual me equivoco. Ahora que ya he terminado la carrera y soy Ingeniero, ni me ha salido un tercer brazo, ni mi inteligencia se ha despertado de manera repentina ni nada por el estilo. El único post que se me ocurre en estos momentos es para darles una patada mental a todos los que, como yo, terminan una ingeniería y creen que son los masters del universo y que saben más que nadie. Hay mucha gente en esta vida que está por darnos una lección todavía así que tranquilidad y humildad gente.

Tuesday, November 14, 2006

No comment

El silencio debería bastar como respuesta ante ciertas situaciones, como la que aparece hoy publicada en el periódico sobre un sacerdote que cometió abusos sexuales con un niño de doce años.
Hay demasiados puntos lamentables en todo esto y seguro que se me escapa alguno. Por empezar con algo el hecho de que un miembro de una institución que se supone proclama a los cuatro vientos la necesidad de hacer el bien se dedique a semejantes tareas dice muy poco acerca del rigo con el que se escoge a ciertas personas.
No sé exactamente cuál es el castigo que una persona así merece, desde luego los dos años de cárcel impuestos no, y tampoco la multa de 30000 euros en concepto de indemnización que debe pagar, multa que en caso de no poder ser cubierta por el sacerdote en cuestión deberá ser abonada por el Arzobispado responsable de esta persona.
Dos años son pocos, tampoco los va a cumplir, pero dos mil también serían pocos. Quizá me estoy dejando llevar por ese sentimiento que me hace odiar con todas mis fuerzas y por encima de cualquier persona a los pederastas, o quizá es la vergüenza que me hace sentir vivir protegido por un sistema judicial que se conforma con tan poco. Quizá es la aversión que siento de un tiempo a esta parte por los estamentos eclesiásticos y sus representantes. Quizá la suma de todo ello me hace sentirme especialmente asqueado con esta noticia.
Ojalá esa persona, y los que son como él, no salga jamás de la cárcel.
En casos como este no puedo evitar pensar en lo que sería un justo castigo, si es que existe sin dar rienda suelta al pleno significado de la palabra veng...