Felíz Año Nuevo a quien lo lea.
Ya estamos aquí, después de atragantarnos por enésima vez en Noxevieja y de que muchos se empapuzaran a gusto de los más variados cócteles volvemos a la carga. Y la verdad es que, por mucho propósito que se haga, todo sigue igual, los fumadores van a volver a fumar antes de que acabe enero aunque digan que este año lo dejan, los que quieran ir al gimnasio también lo dejarán porque es un coñazo pedalear como un loco sin un horizonte cambiante, y los que gastamos mala leche pues eso, que vamos a seguir teniéndola, y no nos vamos a convertir en superhéroes ni nada de eso, ni vamos a salvar al mundo ni a rescatar princesas extraviadas porque ya no existen.
Yo sigo sin teléfono, y no hay quien ponga el móvil encima del ladrillo porque es invierno y está mojado así que hay que aguantarse y perseguir la cobertura en plan autista con el brazo levantado a ver si algún dios electromagnético manda un soplo de ondas hasta mi pueblo y nos rellena el vacío tecnológico que ya va siendo hora. Ya que otros no lo rellenan tendrá que encargarse algún dios, y doy fe de que en los ministerios no hay dioses, ni semidioses, ni aprendices de mago.
La única magia del asunto es que un día nos levantemos y a alguien se le haya ocurrido revisar su lista de tareas pendientes y nos haya plantado una antena, o un teléfono fijo o un vaso de yogur con un alambre. Digo yo que ahora que todavía es año nuevo y no nos hemos cansado aún de 2006 podría ser un buen propósito no?
Mientras tanto algun@ se empeña en seguir conmocionándonos a base de asesinatos repetitivos de parejas por celos, odios o simple estupidez mental. A esta gente le hace falta un par de cachetes donde yo me sé. Debían estar ellos sin haber tenido la suerte de tener a alguien al lado, como un servidor, y tener que tragarse la soledad cuando más jode, o sea en primavera, cuando todos pasean de la mano y se quieren un montón, que el amor ni es tan bonito ni deja de serlo, pero iagual es algo por lo que merece más la pena dar las gracias que andar demostrándolo a puñaladas, digo yo. Desquererse debería ser más fácil, tanto como darse el piro y olvidarse, y no darle el piro al otro a machetazos o golpes de destornillador con saña.
Total, tampoco debe ser mal negocio, porque las cosas seguirán parecidas, un escarmiento del tipo llamada de atención y a la calle, y todos con los ojos bien abiertos a ver cuándo lo vuelve a hacer, porque seguro que lo hace claro.
Violadores, asesinos de medio pelo y ladrones de altos vuelos tienen el futuro asegurado, que si no es algún alma caritativa que se empeña en entenderlos a riesgo de convertirse en titular por víctima seguro que algún talk show los acoge de buena gana para dar espectáculo en las tardes del invierno, que son muy frías y los que no tienen teléfono en algo se tendrán que entretener.